Aproveche para visitar una de las bodegas locales que se encuentra en el pueblo, la Bodega Nanni, que produce vinos orgánicos y exporta la mayoría de su producción a Estados Unidos, por supuesto me volví con varias botellas que iría colectando en mi paso por Argentina para traerme a Brasil (están todas guardadas para disfrutar en los próximos meses).
Como ya era 24 de diciembre, pasamos nochebuena en esta ciudad y disfrutamos de los villancicos que un coro local ofrecía en la puerta de la iglesia y luego una maravillosa cena en un restaurante.
Al día siguiente continuamos por un tramo de la mítica Ruta 40.
En “La Merced” nos detuvimos para visitar la Iglesia y fuimos muy bien recibidos por unos hermanitos que viven al lado de la Iglesia y que atenciosamente nos dejaron subir al campanario. Con algunos caramelos que llevábamos pude retribuirles su gentileza.
El siguiente pueblo en el que nos detuvimos fue Molinos que como llegamos en horario de siesta estaba desierto, tomamos algunas fotos de la Iglesia y las famosas puertas dobles para luego continuar con nuestro viaje.
El camino estaba con muchos serruchos que fueron aflojando el último elástico trasero derecho de la camioneta que varios kilómetros después darían problemas.
Todo el paisaje es muy bonito y particularmente La quebrada de las flechas que es una formación geológica única que vaya a saber por que motivo de la naturaleza tomo esta forma.
Cruzamos por el Parque Nacional los Cardones y descendimos la famosa “Cuesta del Obispo”.
Ya en Salta, decidimos quedarnos en San Lorenzo que se encuentra a pocos kilómetros de Salta capital, es un lugar muy bonito y tranquilo.
Aprovechamos para pasear un poco por la ciudad, visitar el museo que funciona dentro del Cabildo, comprar algunos productos locales y disfrutar en los bares de la plaza de una rica cerveza Salta bien helada.
El Cabildo y la Catedral.
A la noche fuimos a La Peña “La Casona del Molino”, imperdible muy buena la música y la comida.
El lugar es una antigua casona colonial con varias salas y en patio central al aire libre donde se puede disfrutar de comidas típicas y el mejor de los folclores.
Después de unos días descansando en esta ciudad, continuamos por la ruta 9, donde el majestuoso verde de su vegetación nos serviría de despedida de Salta “La linda”.
Para mi Salta es uno de los lugares mas bonitos del país y cada ves que la dejo prometo volver.
Las lluvias habían provocado el desmoronamiento de piedras y tierra, por lo que tuvimos que esperar un poco hasta que la maquina habilito nuevamente el camino.
Después de almorzar en San Salvador de Jujuy, llegamos a Pumamarca donde nos alojariamos.
La feria de artesanos locales.
El famoso Cerro de los 7 colores.
El majestuoso algarrobo donde Belgrano junto ejercito del norte descansó a su sombra.
Tuvimos la suerte de poder ver una de las celebraciones típicas que acontece en época de navidad, donde los chicos que viven en los cerros descienden en esta época al pueblo para danzar por toda la ciudad agradeciendo al niño Jesús. Juntos a una banda va casa por casa bailando, el dueño de la casa ofrece para ellos gaseosas y comida.
Ladrillos de adobe y fachada tipica de la zona.
Si bien la idea era solo subir la puerta de Lipan hasta Salina Grande y regresar en el día, la curiosidad nos llevo hasta San Pedro de Atacama en Chile.
La interminable subida de Lipan.
Ernesto observando la inmensidad de las salinas.
Los artesanos de la salina en pleno trabajo.
Vicuñas atravesando la ruta. Pudimos apreciar muchas de ellas en esta zona.
Las Lagunas del lado chileno, pudimos ver a los lejos algunos flamencos alimentándose.
Triste recuerdo de la locura que en 1978, casi nos lleva a la guerra con Chile.
Luego de permanecer unas horas en San Pedro de Atacama, decidimos volver a la Argentina, dado que era de noche y llovía intensamente paramos a dormir en Susques. A la mañana descenderíamos la puerta de Lipan y de allí a Tilcara donde nos quedaríamos a recibir el 2007.
Aprovechando el buen tiempo y de la belleza del lugar, nos quedamos en el camping de la ciudad, donde permaneceríamos varios días descansando.
Salimos temprano para pasar el día en Iruya, llegaríamos justo en plena celebración de la adoración de niño Jesús.
Si bien no son muchos kilómetros desde la ruta para llegar a Iruya, el camino de tierra y las pronunciadas curvas hacen que se demora bastante para llegar.
El pueblo es realmente muy bonito y esta enclavado en medio de las montanas.
La próxima parada seria Bolivia…